El paseo empieza al pie de las dos chimeneas industriales, uno de los símbolos de la ciudad, y sigue por la escollera durante un kilómetro y medio hasta llegar al faro Poolbeg, que ilumina la Bahía.
¡Cuidado con los adoquines que son irregulares , porque pueden provocar caídas!
Al finalizar esta caminata entre dos aguas, las vistas de la ciudad son un auténtica maravilla, sin importar a qué lado mires. Si estás mirando hacia el sur, podrás ver Dun Laoghaire y Killiney head y al fondo si el día esta despejado sus impresionantes montañas.
Con el graznido de las gaviotas como banda sonora puedes ver la llegada de los barcos al puerto y ver como se eleva el puente Eastlink.
¡Absolutamente mágico!