El Búnker 42 revela el capítulo de la Guerra Fría en la historia de Rusia, cuando el país estaba lleno de alertas y la tensión entre las superpotencias hacía que el mundo temiera una guerra nuclear.
Nos encontramos en el Museo de la Guerra Fría, situado en pleno barrio moscovita de Tanganka.
El museo se ubica en el famoso Búnker-42, a 65 metros de profundidad. Se trata de un refugio construido a mediados del siglo XX, durante la Guerra Fría. Durante su construcción se informó a los residentes del área que los túneles del metro se estaban ampliando.
Esta época se caracteriza por el temor cada vez más acuciante a un conflicto nuclear, consecuencia de las tensiones entre el bloque comunista y el capitalista.
Visitaremos los espacios habilitados para acoger a casi 3.000 personas en caso de ofensiva extranjera. (Por supuesto, no podían hablar incluso con su familia más cercana donde trabajaban), algunos de los cuales han vuelto a visitar desde que fue comprado en una subasta hace varios años por un ex civil militar y convertido en un museo.Estos lugares estaban provistos de puertas herméticas, alimentos y agua, combustibles y un sistema de ventilación.
Conoceremos también las salas de máquinas y los potentes sistemas de telecomunicaciones a prueba de ataques con los que contaba el búnker. Repasaremos además las truculentas historias de espías y mensajes cruzados que se produjeron en la URSS durante la Guerra Fría, un período en el que búnkeres como este servían no sólo para proteger, sino también para idear nuevas estrategias que debilitaran al enemigo.